Durante una cirugía de Mohs, se extrae el tejido canceroso capa por capa, con la evaluación inmediata de cada capa bajo un microscopio. Esto permite una precisión máxima en la eliminación del cáncer mientras se conserva la mayor cantidad posible de tejido sano circundante. Como resultado, los pacientes pueden esperar una tasa de curación alta y una mínima pérdida de tejido sano. Sin embargo, el proceso puede llevar varias horas o incluso un día completo, según la complejidad del caso. Además, se pueden experimentar molestias mínimas durante y después del procedimiento, con una recuperación que generalmente es rápida y con bajo riesgo de complicaciones.